lunes, 21 de septiembre de 2009

Avión

Cada vez que tomo un avión emerge desde lo profundo una sensación de angustia. En parte es por dejar la familia, eso siempre me preocupa, dejarlos de ver aunque sea unos días me pone un poco triste, pero hay más que eso. Está también la incertidumbre e incomprensión del cómo un pedazo de metal de 18 toneladas puede sostenerse en al aire… todavía no lo entiendo y prefiero no hacerlo, en todo caso cuando se estrellan estas cosas no suelen quedar cristianos vivos… pero hay más que eso, hay algo más que me incomoda. Esta es la verdad: desde el aire puedes ver el verdadero impacto del hombre sobre la superficie de la tierra, es fácil darse cuente de cómo hemos modificado las planicies, como hemos hechos carreteras como si fuera un plato de spaghetti. Se puede ver literalmente nuestra Huella Ecológica Humana.
En esta ocasión me tocó ir a Europa, un viaje largo que comienza al atravesar la cordillera, majestuosa y sagrada como siempre, ahí no habían luces ni rastros de uso humano, pero eso duró sólo unos minutos, luego aparecieron las ciudades allende Los Andes, los caminos, los cultivos, los puertos. Se oscureció y comenzaron a aparecer las luces: emergen como puntos infinitos amarillos, a veces como luciérnagas, a veces como vértebras de una serpiente otras como un enjambre de abejas ¿Cuántos recursos naturales costará mantener la tierra en “on”?. Dejamos el continente americano para internarnos en el Atlántico, que alegría, al fin el mar abierto con su inmensidad y omnipresencia…. Pero al rato comenzaron a aparecer cientos, miles de nuevas luces en medio del océano… con incertidumbre me costó un rato darme cuenta de lo que era…. Ovnis en medio del Atlántico?... No, barcos factoría que extraen peces, calamares y todo lo que esté a su alcance… eran muchos, de verdad increíble.

El impacto que hemos y estamos provocando tiene proporciones históricas…. No hay que ser muy pillo para darse cuenta de lo que está pasando y de lo que va a pasar. Me cargan los pronósticos cataclísmicos, pero es difícil hacerle frente a tanta evidencia y a tanta ignorancia de los congéneres. No es que crea que el mundo se va a acabar, menos la vida, la vida siempre seguirá su ciclo sagrado en la tierra, puede que desaparezcan miles de especies, pero la vida continuará. Tampoco creo en el fin de la especie humana, más bien creo en la evolución de la misma y en su re-conexión con la tierra (aunque en mucho menor número). En lo que sí creo es que este modo de vida es como un hombre caminando derecho al abismo… cantando y sonriendo como si nada estuviese pasando, preocupado más de la ropa y de tener la mochila llena, en vez de preocuparse por su paso y su camino. Ya me imagino a las nuevas civilizaciones estudiando las ciudades como entierros arqueológicos… o le estaré poniendo mucho?