lunes, 27 de abril de 2009

La llave y las cadenas

Pienso que la religión es la mentalización de la espiritualidad.


Con esa frase lo digo todo. Es una condradicción..... contradicción propia a nuestro Ser. Esta frase me deja hoy todo muy claro. ¿Qué quiere decir ésto? básicamente que Religión y Espiritualidad son dos cosas distintas y pueden no estar conexas en primer término. En segundo término que una puede conducir a la otra, aún siendo distintas. Seguir una religión es seguir un diseño que a otros ha llevado a un plano espiritual. Un plano espiritual creo que es un nivel de conciencia más elevado que la mente (mayor no por ser más o mejor sino por ser más etéreo).... a veces ésto también puede llevar a una religión con la cual se te facilita el camino.


Las más conocidas religiones son muy muy similares entre sí. El fundamento es el mismo.


Mucha gente que vive en la religión nunca llega a un plano de conexión con el espíritu (o con su espíritu). Por otro lado mucha gente espiritual nunca llega a tener una religión. Nuestro ser siempre intenta denominar, saber, catalogarlo todo, de ahí creo que salen las religiones.


La mayoría de las religiones comienzan con un maestro (Jesús, Buda, Maoma, etc.), una persona iluminada (aquel que ilumina todos sus planos y por lo tanto está en contacto con su espíritu y su cuerpo). Estas personas intentan explicar con distintos métodos y ejercicios a otras personas para que lleguen también a iluminarse. Y son las personas que le siguen lo que hacen de eso una religión. Es decir la religión es la interpretación de las enseñanzas de los maestros, con todas las distorciones que ésto puede tener, en especial con el tiempo y con las diversas personas que las cultivan.


Las religiones contienen enseñanzas muy importantes transferidas desde los maestros, hay mucho conocimiento en ellas por lo que pueden estimular el despertar hacia una vida espiritual en algunos de sus seguidores. Son, entonces, la llave para salir de la prisión del cuerpo y la mente (y emociones en el medio). Pero al mismo tiempo las religiones son también las cadenas que nos impiden ser libres, con sus dogmas, restricciones, interpretaciones, miedo, política y poder... claro porque todo eso es inherente al ser humano.


Me parece importantes reconocernos como Seres Espirituales. Al mismo tiempo creo que las religiones son importantes en su contenido, en sus enseñanzas, en su conocimiento, sin ahogarse en sus dogmas. Es bueno aventurarse por las religiones sin encadenarse a ellas, reconociéndonos como Seres Espirituales.


Al menos por hoy, me declaro monoteista polignóstico/agnóstico.... tendré que crear una religión?.... voy a pensar en buenos dogmas.

sábado, 25 de abril de 2009

Lo que no vemos

Son muchas las cosas que no somos capaces de percibir con alguno de nuestros sentidos, demasiadas. No sé por qué validamos tanto sólo que vemos, si sabemos que es mínimo. De algún modo somos flojos al quedarnos con lo que "sabemos" sin querer explorar el inmenso océano que no vemos. Nos quedamos sin conocer... porque seguimos arraigados con lo que "sabemos". Ésta es una crítica que el mismisimo Humberto Maturana hace a la ciencia. Mencionamos las cosas como si las conociéramos, las denominamos, y al hacerlo perdemos gran parte de la complejidad que tiene, a veces también gran parte de su magia.

Pensemos en lo que vemos. En este momento que veo: veo una pantalla con colores que sale de una caja plástica que tiene más colores que a su vez está sobre una mesa café, que a su vez sostiene otros elementos: un celular, un planta y una caja de fósforos. Conozco todos esos elementos. Estoy en una habitación con una luz encendida que me permite ver donde estoy y lo que tengo alrededor. Al fondo hay un rincón oscuro, no logro ver nada, ya que la ampolleta no logra iluminarlo. Sé que existe ese rincón porque lo veo de día, pero ahora no lo veo. Más allá de eso, de lo que sí creo que veo, en realidad sólo es una pequeña fracción. Claro, lo que veo, por ejemplo la planta al lado del computador, es luz reflejada, es decir la luz de la ampolleta que choca sobre la planta y se refleja en mis ojos. Yo puedo diferenciar su forma y su color, pero sólo una parte mínima, lo que llamamos el espectro visible: longitudes de onda de 400 a 700 nm , nada más. El color rojo (del copihue de la caja de fósforos a mi lado) tiene una longitud de onda de 700 nm, y el violeta (como las letras de la caja) 400 nm. Todos los demás colores que logro ver están entre esas ondas, es decir entre el rojo y el violeta.

Todo lo que no vemos que tiene longitudes superiores a 700 nm le llamamos infrarrojo, y aquello menor a 400 nm ultravioleta. Ni para arriba ni para abajo vemos nada. Hoy sabemos que hay ondas mucho más grandes y mucho más pequeñas (hasta el infinito) que no vemos pero sabemos que existe porque hemos inventado aparatos para medirlas. Siempre han existido pero la conciencia de ellas aparece con la invención de algún instrumento que nos permita "mirarlas". Entonces las denominamos como si ahora sí las conociéramos "Esta es una luz ultravioleta".

Misma cosa con la audición: podemos oír entre 20 Hz a 20 MHz. Para arriba decimos ondas ultrasónicas y para abajo infrasónicas: las que no podemos oír. Sin embargo sabemos que muchos animales usan esas frecuencias para comunicarse y nosotros no las podemos percibir. Así con todos los sentidos: gusto, olfato y hasta el tacto.

Mi punto es que la percepción humana ha evolucionado para nuestra propia subsistencia, para obtener alimento, para escapar de nuestros predadores, para encontrar cobijo y para dejar descendencia. Sin embargo podemos explorar cosas que no podemos percibir con los sentidos, cosas que podemos intuir.

La Naturaleza está llena de estímulos que no podemos percibir, pero que, de algún modo, podemos sentir. Ahí está el explorar, ahí está el conocer. Para eso debemos sacarnos el paradigma de lo que sabemos, y profundizar más en lo que intuimos.

miércoles, 8 de abril de 2009

Cuento del Avión

El paso por policía internacional había estado pesado, mucha gente viajaba ese día, y sus niños de 4 y 6 años corrian gritando por los pasillos, parecían locos. Ella trataba de ignorar su nerviosismo. Claro, es que viajar en avión con dos niños no era nada de fácil. El paso por las tiendas y la espera en la puerta no habían sido tan malos, después de todo José y Nicolás habían gastado bastante energía persiguiéndose de un lado para el otro. Ahora, ya en pleno viaje, ella estar tranquila, José se había quedado mágicamente dormido inmediatamente después del despegue, mientras que Nicolás pintaba una pantera en un paisaje constituido principalmente de trazados imperfectos, coloreaba los espacios mientras tenía los audífonos puestos, escuchaba una música suave. Parecía abstraido en esa combinación audiovisual. Para la mamá era el respiro que necesitaba y el mejor momento para echarle una miradita a la revista de ofertas "dutty free", a pesar de que sabía que eso no significaba un precio más económico. Todo parecía estar bien, era un momento de relajo y buena energía. Entonces ella puso la vista en su hijo mayor, había dejado de pintar, miraba por la ventanilla absorto con los audífonos puestos.... por sus ojos desfilaban las nueves blancas en una matriz celeste, pasó así un largo rato. De pronto, el niño se sacó los audifonos, y preguntó: "mamá, ¿dónde está Dios?". Se miraban profundamente a los ojos, mamá instintivamente deslizó su palma derecha, la puso sobre el pecho de Nicolás y dijo: "acá", Nico la quedó mirando unos segundos, volvió la vista a las nubes y siguió pintando su pantera.

domingo, 5 de abril de 2009

Gaia II

¿Está enferma la Madre?, ¿Necesita de nosotros?La verdad es sólo uno, por más poderosa que se nuestra tecnología, por más orgullozos y desagradecidos hijos que seamos, por más basura, petróleo tóxicos y misiles que tiremos sobre la Madre, ésta no perecerá, tampoco la vida que hay en ella, por cierto que muchas especies están desapareciendo y muchas más perecerán, incluso nuestra raza.... pero la vida no se acabará, y si la vida no se acaba tampoco la tierra, Gaia, la Pachamama, la tierra, no nos necesita... nosotros necesitamos de ella. Aún no entendemos eso, mientras sigamos envenenandola, nos siguiremos intoxicando, si tratamos de salvarla no haremos más que seguir olvidando el hecho de que no estamos ayudandándola a ella, en verdad lo que hay que comprende es que necesitamos salvarnos a nostroso mismos, a través de ella.

sábado, 4 de abril de 2009

Gaia

¿Está viva la tierra?

¿Por qué nos deja vivir en ella?

A primera vuelta parece loco plantear el hecho de que la tierra, un planeta, se pueda comparar a un Ser Vivo, o a un Ser de cualquier tipo. Es difícil determinar que es vivo y que no, pero un planeta tiene muchas caracteristicas que se alejan de lo que hemos llamos seres vivos. No pareciera ser un Ser, y no pareciera estar viva. ¿Serán los bosques y los prados como el pelaje de la tierra?, ¿Serán los ríos venas y arterias y el mar una gran vejiga? ¿serán las rocas su esqueleto? ¿Será la atmósfera sus pulmones?, me suena romántico pensarla como viva, sin embargo me desconcierta. Pareciera haber algo más que romantisismo.

Hay una coincidencia casi matemática en considerar a la tierra como una madre viva en las culturas ancestrales. Los antiguos Griegos tenían una importante Diosa, Gaia, la Diosa griega de la Tierra que nutría la humanidad. Pero cientos de culturas, muchas de ellas a miles de kilómetros y sin conocerse entre sí la vieron de la misma manera: El título «madre de la vida» fue concedido a la diosa Acadia Kubaba en los hebreos. En la mitología nórdica la Gran Madre, la misma madre de Thor era conocida como Jord. Los Celtas adoraron a Danu o Don. Dana para los indues. En la mitología lituana Gea-Zeme es hija del Sol y la Luna: la tierra.
En nuestras culturas Americanas, la Madre Tierra era conocida bajo tantos nombres y con tantos atributos como las culturas que la reverenciaban. Los aztecas conocían a la Diosa Tierra como Coatlicue (‘la de la falda de serpientes’), mientras las antiguas culturas mexicanas se referían a ella como Tonantzin Tlalli, que significa ‘Reverenda Madre Tierra’.
En Sudamérica (Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y noroeste de Argentina) áun perdura el culto a la Pachamama, la Madre Tierra bondadosa y protectora.
Todos la vieron como una madre, todos, menos los egipsios: Geb es el Padre Tierra mientras Nut es la Madre Cielo.

Prácticamente todas las culturas relevantes en el desarrollo humana conceptualizan a la tierra como un Ser.... ¿Cómo puede ser posible tanta coincidencia?

En el hombre moderno este concepto es infantil y carente de realidad. Sin embargo, hay interesantes escepciones. En el campo filosófico uno de los pensadores contemporáneos más influyentes Carl Jung, sugería que la madre tierra es parte de inconsciente colectivo.... parte del inconsciente coletivo... eso me pone los pelos de punta!. Una Diosa Madre en nosotros. Pero la filosofía no se puede probar. No habrá ningún científico que pueda probar ésto. Pero ahí aparece uno de mis nuevos héroes, que animo a estudiar su vida, tan productiva, tan real, tan concreta, la de un químico con apellido iluminado: James Lovelock.

Lovelock en 1979 publica su idea, que ya llevaba 10 años trabajando: "la teoría de Gaia", la que es soportada por interesantes modelos científicos. En palabras simples Lovelock postula que la tierra fometa la vida y mantiene unas condiciones adecuadas para sí misma, afectando al entorno. Según la hipótesis de Gaia, la atmósfera y la parte superficial del planeta Tierra se comportan como un todo coherente donde la vida, su componente característico, se encarga de autorregular sus condiciones esenciales tales como la temperatura, composición química y salinidad en el caso de los océanos. La tierra se comporta como un sistema auto-regulador, al igual que un ser vivo. En otras palabras la tierra es muy hospitalaria y se sostiene a sí misma y a la vida misma.

De todas las interpretaciones posibles me quedo con Jung y Lovestock. Me quedo con Gaia, elijo a la Pachamama. Esta es mi declaración: Para mi la tierra es un Ser, simplemente porque la quiero como a una Madre... y, al menos hasta ahora, sólo quiero lo que existe. Gracias Madre por dejarme vivir en tus faldas, me siento muy cómodo en tí.