martes, 29 de julio de 2008

El Árbol I parte

El árbol es un ser vivo muy noble, muy notable en la naturaleza… uno de mis favoritos. Uno de los organismos vivientes más antiguos y ciertamente de enorme impacto en el hombre, desde cualquier sentido que se le mire. Me es casi imposible separar de estas palabras mis múltiples imágenes mentales del árbol. Tengo imágenes de árboles memorables en mi vida. Árboles solitarios en potreros que parecen desaparecer en la neblina, enormes Coigües imposibles de abrazar con una familia entera, bosques mágicos de Tepú en Chiloé, Cipreses de las Güaitecas perfumados, Algarrobos heroicos en paisajes desérticos, Palmas Chilenas del mesozoico, Araucarias araucanas cuidando lagos y secretos del sur, plácidos sauces de siesta, frutales dulces como la miel….
Diría que cada etapa de mi vida está relacionada a algún tipo de árbol. De niño vivía en providencia, una casa de dos pisos, bastante fría como la mayoría de las casas antiguas. Recuerdo haberme pasado gran parte de la vida en el jardín de atrás. Ahí comenzaron mis primeros pasos de pequeño naturalista. Había gran diversidad de bichos. Enormes ratas, ratones, caracoles, y largas babosas por doquier. Chanchitos y lombrices de tierra, pestes en los árboles. Era un paraíso además para gorriones y zorzales. En ese jardín comprobé que las hormigas eran picantes, nada peor que sentir el sabor el ácido fórmico en la lengua. Hice muchos experimentos en ese jardín, con las plantas y con los animales que ahí existían. El ser que dominaba ese ecosistema (que a mí me parecía infinito) era un mandarino. En la vida he visto un mandarino tan grande como ese. En parte debe ser por lo pequeño que era yo, pero recuerdo que las mandarinas se guardaban en numerosos sacos, daba dulces frutas como para un regimiento. El mandarino se sentía a sus anchas en ese jardín de ciudad. De alguna manera el mandarino nos brindaba protección y nos alimentaba. Me producía mucha alegría ver en el comienzo del invierno las pelotitas anaranjadas en medio del follaje. Comerse una mandarina en el jardín con el tibio sol de invierno era una experiencia placentera. Ya más grande nos cambiamos a otra casa, estaba adolescente y no sé porqué eso significa el tener que alejarse y esconderse de otros. Un ciruelo me prestaba la mejor de las posiciones, subía a la mansarda, saltaba por la ventana y ponía mis nalgas en las tejas y los pies la canaleta de aguas lluvias. El ciruelo me cubría de cualquier morador, sin embargo desde la altura podía verlo todo. Esa fue mi última casa bajo la protección de mis padres.
El campus de Universidad en el sur me gustó de inmediato. Enormes Eucaliptos, cipreses y variadas coníferas se extendían una veintena de metros hacia el cielo. En los atardeceres, llegaban miles tiuques escandalosamente a dormir, mientras el cielo se teñía de colores irreales. Cuaderno en mano me acostaba sobre el césped con mis amigos viendo el espectáculo, una maraña de voladores buscando los mejores y más altos puestos, en un fondo de colores rojizos y violetas, mientras los gigantes árboles se movían lentamente con el viento. Era fácil quedar hipnotizado, no había materia que le hiciera el peso. En esa época arrendé mi primera casa y planté mis primeros árboles, una criptomelia (pino que se pone rojo en otoño) y un extraño eucalipto de hojas redondas que me encantó por la forma en que las gotas de lluvia quedaban atrapadas, fueron los únicos pinos y eucaliptos que planté en mi vida.... de ahí en más me provocaron rechazo... no por culpa de ellos, sino de la forma en que el hombre los ha utilizado reemplazando al bosque originario. Fue ahí, en Chillán, donde comencé a reconocer los árboles nativos. Me acuerdo de un lleuque en cuya sobra solía descansar en mis excursiones por la precordillera a orillas del río renegado. Recuerdo comer avellanas silvestres luego de ir a ver los cóndores al cerro. También ahí comencé a sentir el rechazo por la industria maderera y por los famosos adinerados pinos y eucaliptos, fui testigo del veloz reemplazo del bosque nativo por esos cultivos de árbol exótico. Vi como los cerros de nirres y robles fueron talados y reemplazados por los ellos. Como desaparecieron las flores de campanitas y copihues de l sotobosque y se cambiaron por un suelo ácido e infértil. Recuerdo las talas y quemas posteriores que dejaban paisajes de holocausto. Al mismo tiempo siempre me asombró el poder de resiliencia del bosque chileno. Aquellos parches de bosque talados pero no reemplazados con pinos, o aquellos que se quemaban, a los pocos años mostraban orgullosos renovales que lo tupían todo.
Ya casado construimos nuestra primera casa. Nos endeudamos para comprar un sitio eriazo fuera de la capital: no había nada… nada excepto un sauce que limitaba con los vecinos. En su sombra hicimos los primeros asados llenos de alegría por la tierra propia. Planté los primeros quillayes, peumos y algarrobos a pala y picota, también los frutales que hoy comienzan a comer mis hijos. Los plante casi todos…. que placer plantar un árbol bien derecho en la tierra!!!…. es hermoso verlo crecer junto a la familia!!!.
Dicen que en la vida hay que hacer tres cosas: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. La similitud entre los tres es increíble…. Parece que me queda sólo el libro.

miércoles, 16 de julio de 2008

Diferencias entre los animales y el hombre

Hay varias. Morfólógicamente somos medio extraños creo yo.... el único primate que no tiene pelos en todo el cuerpo es el hombre.... eso es raro... porqué no tenemos más pelos?... que procesos evolutivos darán cuenta de la pérdida del pelaje?.... más aún, porqué la diferencia de pelaje entre macho y hembras en el Homo sapiens? No tenemos pelos pero los necesitamos, debemos usar ropa para cubrir nuestro cuerpo y no tener tanto frío. Hoy por hoy andar desnudos nos provocaría además cáncer a la piel. Sé que la antropología ha tratado muchas veces de explicar al "mono desnudo", pero la verdad aún no me queda claro que parte de nuestra historia hizo que perdiéramos el pelo. Sobretodo en atención que de vez en cuando nacen bebés llenos de pelos debido a genes hereditarios.... serán rastros de nuestra evolución?... probablemente no, pero me dan una idea de como seríamos con pelaje. Se supone que nuestros antecesores tenía mucho más pelo.... porqué lo perdimos si no nos conviene?

El hombre es un omnívoro... al principio recolector y cazador, sin embargo todos los animales que cazan está provistos de poderosas armas: garras o grandes colmillos. Nosotros cazábamos mamuts y no tenemos ningún arma de nacimiento. Esta desventaja resultó tal vez en la mayor de las ventajas, nos forzó a usar la creatividad y fabricar herramientas imitando lo que existe en la naturaleza: lanzas, flechas y navajas hechas de hueso, roca y madera. Es interesante como hasta el día de hoy las culturas originarias usan elementos naturales para fabricar estas armas que no tenemos de nacimiento. En general muchos animales que no tiene armas para defenderse usan el mimetismo, el camuflaje o el grupo como estrategias antipredatorias.... no tenemos nada de eso. Las tribus que aún persisten alejadas de la vida moderna no sólo usan los elementos naturales para cazar sino que se visten con elementos de grandes predadores para que de algún modo tengan el poder o la destreza de ellos. Se colocan plumas y colmillos en el cuello y cabeza, pieles o distintos elementos, no para ser usados en la caza en sí, sino para abstraer el poder de esos animales. Eso es más interesante aún. Asimismo pintan sus cuerpos con intrincados diseños como queriendo suplir esta deficiencia de la evolución en el arte de pasar desapercibido.

La posición erecta es otra de las cualidades de nuestra especie, si bien otros grandes simios usan la posición erecta como Chimpancés, Orangutanes, Bonobos y Gorilas, el hombre la usa en forma constante. Ésto sí que tiene una explicación muy clara, la posición erecta nos permitió cazar de mejor forma y enfretar a los predadores, somos muchísimo más exitosos así. Lamentablemente perdimos nuestra capacidad de andar sobre los árboles, pero en fin , algo teníamos que perder, no?

En general encuentro al hombre físicamente relativamente bien dotado, el hecho de ser bípedo, versátil y ágil le proporcionó grandes dividendos y explotar una gran diversidad de ambientes, además de ciertas ventajas para poder subsistir en un medio en que la competencia no es fácil, un medio para los sobrevivientes. Evidentemente el hombre moderno ha perdido esta versatilidad y agilidad, dando paso a la obesidad y la hipertensión. Pero cuando uno vé a la gente de campo, a viejos que a los 70 años siguien labrando la tierra y cortando leña se puede ver claramente la diferencia... y es que como he dicho antes, la vida de ciudad es artifisiosa, no hemos evolucionado ahí y por lo tanto nuestro cuerpo no responde de la misma manera.

Si hay una parte de nuestro cuerpo notable y admirable son nuestras manos. Creo que ahí sacamos gran ventaja. Nuestras manos son armónicas, finas y fuertes, de una increíble maniobrabilidad cuando las tenemos bien entrenadas. Nuestra pinza producida por el dedo pulgar que se opone al resto es magnífica y somos capaces de realizar un sin número de actividades con ellas. Yo las encuentro hermosas. Las manos hablan mucho de una persona. Me gustan nuestras manos. En contraste parece que los pies olvidaron algo. Son poco flexibles, el pulgar no se opone como en los otros grandes simios.... Esto me recuerda a aquellas personas que pierden las manos o nacieron sin ellas y desarrollan una habilidad con los pies increíble... tal vez es el precio que pagamos por encarcelarlos en zapatos.

Otra cosa muy extraña es la preñez, parición y lactancia (puerperio)... en ese sentido sacamos la peor parte de la evolución. Ésto sí que es raro. Dá la impresión de que fuéramos híbridos entre Antropoides de la Tierra con antropoides de otra Galaxia. Me explico: La hembra humana sufre tremendos cambios físicos durante la preñez (que no voy a detallar), muchísimo más evidente que cualquier otro animal, al punto que los últimas semanas está casi impedida de hacer tareas que vayan más allá de lo cotidiano. El parto es dificultoso, es un evento en muchos casos traumático que requiere de gran atención. La hembra humana difícilmente pare sin ayuda. Hoy, en ciudades, el parto por cesárea es tan frecuenteo como el parto "normal"... "normal" sin contar la anestesia y la episiotomía, lo que requiere tres médicos (gineco-obstetra, anestesista y neonatólogo), una matrona y una arsenalera, además de un lugar tan natural y acogedor como un hospital o clínica... que más freak puede ser eso? Finalmente la lactancia. En los mamíferos hay dos tipos de crías: Altriciales, aquellas que son inmaduras al nacer (como los conejos) y requieren bastos cuidados maternos y Precoces, aquellas que nacen listas para la vida (como las chinchillas). En general las altriciales tienen perídos cortos de gestación, en cambio las precoses períodos largos. En humano es una escepción, somos crías inmaduras con un largo período de gestación (significativamente más largo que los otros grandes simios) y además larga lactancia..... de hecho los cuidados parentales son los más largos de todos los mamíferos... consideramos al adulto cuando tiene 18 años.... ni los elefantes con el récord de 22 meses de gestación tienen la mitad de ese tiempo. La cría humana es extremadamente dependiente. Miestras que las crías de otros grandes simios abrazan activamente a su madre y dan sus primerios pasos en semanas, las nuestras no son capaces de abrazar un peluche en meses!!!.... que puedo decir, nuestra gestación, parición y lactancia son muy raras... aunque no por ello menos hermosas.

Si física y fisiológicamente tenemos diferencias notables, para que decir en nuestro desarrollo intelectual.... no vale la pena ni mencionarlo.... es un abismo. Sólo quisiera mencionar una cosa entre miles: El hombre es el único animal que se resiste a la muerte y le rinde culto a la misma como ningún otro. La muerte nos entristese y apena. Se dice que el hombre es el único animal que agoniza... y que el grupo de alrededor se enluta. En los animales la muerte es parte del ciclo de la vida... así de simple.


Sin embargo, las diferencias más importantes a mi entender, del hombre y su relación con la naturaleza son otras y trataré de ejemplificarlas simplemente... aunque no son simples... he aquí dos de ellas... ambas relacionadas:

1.- El hombre es el único ser vivo en la faz de la tierra que genera basura. Nuestra "caca" es prácticamente intolerable para el sistema. Todos los animales defecan, orinan, rompen vegetación y todos esos "desechos" son reciclados con rapidez, incluso los cadáveres son verdaderos manjares para cientos de organismos. Sin embargo, nuestra caca constituída por plástico, latas y metales demora cientos de años en degradarse. Esa es una diferencia fundamental. Nuestra caca no es consistente con el medio ambiente... es un desecho desconocido para la Tierra que no es capaz de metabolizar. Acá no estoy considerando la cantidad de CO2, CFC, partículas en suspención y otros gases que eliminamos a la atmósfera. Sólo me estoy refiriendo a lo que dejamos en la tierra y el agua. Nuestra basura es extraterrestre (sorry por la insistencia).

2.- El hombre es el único animal que realiza espontáneamente el Arte... la creación. No sé como definirlo. Si bien es cierto que algunos animales pueden hacer algunas obras, en el Hombre es algo muy valorado e innato a cada individuo. Capacidad de disfrutar una converzación, la emoción, el sentimiento, el enamoramiento. El Arte es un modo de comunicación complejo que alimenta una parte muy desarrollada en nuestro cerebro. Es difícil expresar lo que se siente con una obra de arte. El arte es el resultdado de nuestro alto nivel intelectual y desarrollo del lado izquierdo del cerebro. El arte es el reflejo de nuestra propia divinidad y percepción mediante todos los sentidos, concientes e inconcientes. El arte es el resultado de una especie inteligente y creativa, capaz de encontrar soluciones a situaciones complejas, tener ideas iluminadoras y llevarlas a cabo.

Este segundo atributo me dá grandes espeanzas de un mundo mejor. Aún nuestra especie no vuelve a centrar su foco en nuestra relación con la naturaleza, recién estamos dando los pasos más tímidos... somos altriciales también en este sentido. Al momento que estemos de lleno en ésto, lo que seguramente será por necesidad, y tengamos a los grandes artistas, pensadores y gestionadores abocados a nuestra relación con la madre tierra, cualquier cosa puede pasar. Tengo fé en el Humano y su Arte... ojalá lleguemos a tiempo.

sábado, 12 de julio de 2008

Los Cuatro Elementos: IV Parte y Final

En una fogata se mezclan todos los elementos: los frutos de la tierra que son los troncos, los cuales a su vez están constituídos en gran medida de agua, el aire que permite la combustión y el calor inicial que le abre paso al fuego.

La leyenda Mapuche que antecedió a estas líneas es muy semenjante a diversas leyendas alrededor del mundo: desde los indios Huicholes en México hasta los antiguos Griegos (Prometeo: el Dios del fuego). El fuego ha sido y sigue siendo un elemento muy sagrado en prácticamente todas las culturas originarias. Tiene un rol protector supremo.

Es un romántico pensamiento el creer que el fuego es un regalo de Dios que nos permite calentarnos, iluminar en la noche, cocer nuestros alimentos y fundir metales. Pero en realidad no es eso, o más bien, es mucho más que eso. Si bien el fuego como lo tendemos a pensar tiene un gran impacto en nuestro desarrollo (de toda índole), existe fuego mucho más allá de la fogata. Si tenemos una Madre Tierra, también tenemos un Padre: el Sol. La vida es sólo posible mediante la energía que entrega el Sol a la Tierra en todo momento. Es una relación constante entre ellos lo que permite que existamos sus hijos, todas las criaturas vivientes en la tierra. El Sol es un gran fuego que envía sus rayos para que puedan crecer las plantas de las cuales nos alimentamos y nos sirven de sustento biológico y espiritual. El Sol permite, además, que tengamos la temperatura adecuada para que se exprese la vida (como la conocemos) en el tercer planeta de distancia desde el Sol, en los primeros dos es muy caliente y de Marte a Plutón demasiado frío. El fuego esta presente entonces desde antes del origen de la tierra (o sea el papá es más viejo que la mamá), y es el que nos alimenta todos los días.

Pero incluso es más que eso. El fuego también está presente al interior de la tierra. El centro de la tierra es como un sol más pequeño que vemos expresado en los volcanes, géisers y aguas termales. La tierra tiene fuego propio en su interior, tal vez funcionando como un motor. Ésto me recuerda que hay algunos organismos que no dependen del Padre Sol sino del fuego interno de la Tierra. A más de 100 metros de profundidad en el Océano Atlántico se descubrió hace un par de décadas que extrañas criaturas vivían asociadas a fuente hidrotermales, pequeños géisers en el fondo del mar que calientan el agua hasta 400 º C, es decir cientos de extrañas especies viven del fuego interno de la tierra.

A veces es confuso el papel del fuego en la Tierra. En posts anteriores escribía de este poder trasformador que tiene el fuego... la forma que tiene de relacionarse con los elementos para transformarlo todo en ceniza.. que es la descomposición de lo vivo, que vuelve al cielo y a la tierra para ser las partículas más sencillas que formarán la nueva vida. Pero a veces el fuego consume extensas áreas de vegetación y animales provocando un paisaje desolador. No puedo dejar de pensar en las cientos de miles de hectáreas que fueron quemadas en Aysén en incendios que duraron décadas, provocados por el hombre para eliminar el bosque y dar paso a la agricultura y ganadería. El resultado de hoy es una erosión casi incontenible, un cambio en el clima y un paisaje desértico. Tengo fijo en mi cabeza los árboles botados, inmensos troncos quemados de ese debastador incendio de hace más de medio siglo..... Casi no hay animales en ese paraje. Sin tan atrás (aunque qué son 60 años!) lo que ocurre en Chaitén y Llaima también me llama la atención, la lava y ceniza han afectado amplias zonas de bosques maduros. Los procesos de la tierra son a veces difíciles de entender... esto se debe a nuestra corta escala de tiempo en que somos capaces de analizar estos procesos (2º post). Lo que puedo decir es que en el año 1992 recorrí la zona aledaña al volcán Hudson cuando ví por primera vez un Huemul... un evento sublime que se posibilitó por las características del paisaje. Los cercos tenían escasos 40 cm ya que estaban cubiertos de ceniza. Los valles y parte de los bosques renovales habían sido reemplazados por un pavimento de ceniza volcánica dejando un paisaje desolador. 15 años después volví a recorrer esos lugares y no había rastro de la ceniza, todo estaba verde y fértil. Un claro contraste entre lo que sucede con un incendio intencional y lo que ocurre con una erupción volcánica. Tal vez la Madre Tierra tiene sus propias formas de sanarse, sus propios ciclos milenarios que para nuestra fugaz existencia no son del todo comprensibles.

Más allá de ésto me parece muy interesante que tierra tenga su fuego interno, ¿Lo tendremos también nosotros, su hijos?. Pienso que todos los seres vivientes tenemos también nuestro propio fuego interior, y que mientras siga encendido siguimos estando vivos. Si volvemos a la fisiología que tanto me gusta, los mamíferos como nosotros somos endotérmicos, es decir generamos nuestra propia temperatura además de recibir la del Sol. Nuestro metabolismo y el uso de la energia que obtenemos de los alimentos nos permiten generar una gran cantidad de calor. No es casual que midamos a los alimentos en la cantidad de Kilocalorías que nos entregan. Con éstos obtenemos los nutrientes necesarios: proteínas, carbohidratos y lípidos que al ser usados por nuestras células generan calor... nuestro propio fuego interno. O sea que quemamos los alimentos en nuestro fuego interno. Eso, desde el punto de vista metabólico, obviamente. Sin embargo, podemos también hablar del fuego interno como nuestra voluntad, como nuestra forma de ser, nuestro corazón. ¿Cómo es una persona cálida?, ¿A que nos referimos cuando catalogamos a una persona de apasionada?. Me parece que ambos conceptos se relacionan con el fuego interno. Un persona protectora, abrigadora, acojedora debe tener un gran fuego interno. Lo mismo una persona resuelta, decidida, valiente.... fuego.

Volviendo a la fogata inicial. ¿Qué nos pasa cuando vemos el fuego?. ¿Qué hace que se unan las personas en fogata frente al mar cantando canciones de Sui Generis o en una ceremonia tradicional?. ¿Por qué la mayoría de nosotros nos quedamos mirando el fuego en forma reflexiva? Al menos yo puedo mirar el fuego por horas, me da una sensación de bienestar, y como a muchos me hace entrar como en un trance especial, usualmente me quedo callado y pensativo... tengo una sensación de placer. ¿Será que nuestro fuego interno se comunica de algún modo con el fuego de la Madre Tierra y el Padre Sol?

miércoles, 9 de julio de 2008

Los Cuatro Elementos: III Parte y Media

Como preámbulo al fuego escogí esta leyenda mapuche:

LOS DIOSES DE LA LUZ

Antes de que los Mapuches descubrieran cómo hacer el fuego, vivían en grutas de la montaña a las que llamaban "casas de piedra". Temerosos de las erupciones volcánicas y de los cataclismos, sus dioses y sus demonios eran luminosos. Entre estos, el poderoso Cheruve. Cuando se enojaba, llovían piedras y ríos de lava. A veces el Cheruve caía del cielo en forma de aerolito.

Los Mapuches creían que sus antepasados revivían en la bóveda del cielo nocturno. Cada estrella era un antiguo abuelo iluminado que cazaba avestruces entre las galaxias.

El Sol y la Luna daban vida a la Tierra como dioses buenos. Los llamaban Padre y Madre. Cada vez que salía el Sol, los saludaban. La Luna, al parecer cada veintiocho días, dividía el tiempo en meses.

Al no tener fuego, porque no sabían encenderlo, devoraban crudos sus alimentos; para abrigarse en tiempo frío, se apiñaban en las noches con sus animales, perros salvajes y llamas que habían domesticado. Tenían horror a la oscuridad, era sigo de enfermedad y muerte. Se imaginaban cosas terribles.

En una de esas grutas vivía una familia: Caleu, el padre, Mallén, la madre y Licán, la hijita. Una noche, Caleu se atrevió a mirar el cielo de sus antepasados y vio un signo nuevo, extraño, en el poniente: una enorme estrella con una cabellera dorada. Preocupado, no dijo nada a su mujer y tampoco a los indios que vivían en las grutas cercanas.

Aquella luz celestial se parecía a la de los volcanes, ¿traería desgracias?, ¿quemaría los bosques?. Aunque Caleu guardó silencio, no tardaron en verla los demás indios. Hicieron reuniones para discutir qué podría significar el hermosos signo del cielo. Decidieron vigilar por turno junto a sus grutas.

El verano estaba llegando a su fin y las mujeres subieron una mañana muy temprano a buscar frutos de los bosques para tener comida en el tiempo frío. Mallén y su hijita Licán treparon también a la montaña.
-Traeremos piñones dorados y avellanas rojas -dijo Mallén.
-Traeremos raíces y pepinos del copihue -agregó Licán
La niña acompañó otras veces a su madre en estas excursiones y se sentía feliz.
-Vuelvan antes de que caiga la noche -les advirtió Caleu.
-Si nos sorprende la noche, nos refugiaremos en una gruta que hay allá arriba, en los bosques -lo tranquilizó Mallén.
Las mujeres llevaban canastos tejidos con enredaderas. Parecía una procesión de choroyes, conversando y riendo todo el camino.

Allá arriba había gigantescas araucarias que dejaban caer lluvias de piñones. Y los avellanos lucían sus frutas redondas, pequeñas, rojas unas, color violeta y negras otras, según iban madurando. No supieron cómo pasaron las horas. El Sol empezó a bajar y cuando se dieron cuenta, estaba por ocultarse. Asustadas, las mujeres se echaron los canastos a la espalda y tomaron a sus niños de la mano.
-¡Bajemos, bajemos! -se gritaban unas a otras.
-No tendremos tiempo. Nos pillará la noche y en la oscuridad nos perderemos para siempre -advirtió Mallén.
-¿Qué haremos entonces? -dijo la abuela Collalla, que no por ser la más vieja, era la más valiente.
-Yo sé donde hay una gruta por aquí cerca, no tenga miedo, abuela -dijo Mallén.
Guió a las mujeres con sus niños por un sendero rocoso. Sin embargo, al llegar a la gruta, ya era de noche. Vieron en el cielo del poniente la gran estrella con su cola dorada.
La abuela Collalla se asustó mucho. -Esa estrella nos trae un mensaje de nuestros antepasados que viven en la bóveda del cielo -exclamó.
Licán se aferró a las faldas de su madre y lo mismo hicieron los demás niños.
-Vamos, entremos a la gruta y dormiremos bien juntas para que se nos pase el miedo -dijo Mallén.
-Eso sería lo mejor, murmuró Collalla, temblorosa.
Ella conocía viejas historias, había visto reventarse volcanes, derrumbarse montañas, inundaciones, incendios de bosques enteros. No bien entraron a la gruta, un profundo ruido subterráneo las hizo abrazarse invocando al Sol y la Luna, sus espíritus protectores. Al ruido siguió un espantoso temblor que hizo caer cascajos del techo de la gruta. El grupo se arrinconó, aterrorizado. Cuando pasó el terremoto, la montaña siguió estremeciéndose como el cuerpo de un animal nervioso.

Las mujeres palparon a sus hijos. Nadie estaba herido. Respiraron un poco y miraron hacia las boca blanquecina de la gruta: por delante de ella cayó una lluvia de piedras que al chocar echaban chispas.
-¡Miren! -gritó Collalla. ¡Piedras de luz! Nuestros antepasados nos mandan este regalo.
Cómo luciérnagas de un instante, las piedras rodaron cerro abajo y con sus chispas encendieron un enorme coihue seco que se erguía al fondo de una quebrada. El fuego iluminó la noche y las mujeres se tranquilizaron al ver la luz.
-La estrella con su espíritu protector mandó el fuego para que no tengamos miedo -dijo la abuela Collalla riendo. Niños y mujeres también rieron, aplaudiendo el fuego. El grupo silencioso contempló las llamas como si fuera el mismo Padre Sol que hubiera venido a acompañarlas. Se sentaron junto a la gruta, oyendo crepitar las llamas como música desconocida. Al rato, llegaron los hombres desafiando las tinieblas por buscar a sus niños y mujeres. Caleu se acercó al incendio y cogió una llama ardiente; los otros lo imitaron y una procesión centelleante bajó de los cerros hasta sus casas. Por el camino iban encendiendo otras ramas para guiarse.

Al otro día, oyendo el relato de las piedras que lanzaban chispas, los indios subieron a recogerlas y al frotarlas junto a ramas secas, lograron encender pequeñas fogatas. Habían descubierto el pedernal. Habían descubierto cómo hacer el fuego. Desde entonces, los Mapuches tuvieron fuego para alumbrar sus noches, calentarse y cocer sus alimentos.

domingo, 6 de julio de 2008

Los Cuatro Elementos: III Parte

Estoy fumando tabaco en una pipa, el humo que sale de mi boca hace sorprendentes y extrañas formas que están mágicamente suspedidas... las podría mirar por horas... se mueven caprichosamente como si estuvieran vivas: giran, suben y vuelven a bajar.... tomo conciencia de la existencia del aire. El aire es la prueba más clara de algo que no vemos pero que claramente existe. Podemos sentir el viento en la cara, puede destrozarnos la casa, pero no lo vemos, mas aún existe y somos capaces de medirlo. Deben haber miles de cosas que no vemos, no somos capaces de medir, pero que claramente exiten, todas pertencientes a la Naturaleza de la cual hablamos.

Esto me recuerda en la época Universitaria me dió por estudiar las vocalizaciones de los lobos marinos. La comunicación auditiva que acompañaba cada conducta... en el fondo la conversación entre los lobos marinos. Me pasaba horas y días observándolos y grabándolos con un micrófono uni-direccional. Viaja de Chillán a un faro en Punta Hualpén donde los lobos estaban relativamente protegidos por la marina que cuidaba un faro en cuyos pies había un roquerío que albergaba a decenas o cientos de lobos marinos. Digo relativamente protegidos porque aparecían de vez en cuando lobos muertos desprovistos de su pieles. Una vez recopilaba las vocalizaciones en un cassette común y corriente por esos tiempo (ahora los cassettes están como en Peligro de Extinción) los llevaba al laboratorio de Linguística en la Universidad de Concepción y los analizaba en un Sonografo digítal, última tecnología en ese momento, y se graficaban en frecuencia e intensidad cada una de las vocalizaciones. Mi primera sorpresa fué descubrir que una vocalización está conformada por entre 3 a 8 acordes o voces, varios de los cuales no son audibles por el ser humano. ¿Qué necesidad tiene los lobos marinos de emitir señales que son no inaudibles para nosotros y probablemente tampoco para ellos?... un misterio aún sin resolver.

¿Qué es la vocalización?: aire que pasa por nuestro cuerpo para comunicarnos en un medio que también es aire. La voz es aire que suena dentro del aire. Todo lo que escuchamos se relaciona con el aire... así de simple: una discusión, una charla, una sinfonía... formas es percibir o escuchar el aire.

En efecto, el aire tiene muchos efectos en la vida: nos protege de las radiaciones cósmicas que haría imposible la existencia de seres en el planeta. El aire provee el oxígeno necesario para que podamos usar cualquier fuente de energía dentro y fuera de nuestro cuerpo y recibe el dióxido de carbono que sale de este proceso. Pero el Aire también permite que organismos sociales se puedan comunicar, puedan conversar. Los mamíferos a través de las cuerdas vocales que están en la laringe. Más increíble debo decir es el hecho de que los animales que son los maestros del aire, tengan un órgano más sofisticado para comunicarse a través de mismo aire: la siringe. Las siringe es un órgano especial ubicado en la bifuración de los bronquios principales que le permite generar una gran diversidad de sonidos a las aves y además amplificarlo... será coincidencia?... o tal vez la relación de las aves con el aire va más allá del vuelo?. Cuando escucho a una tenca con su repertorio, me es casi imposible distingir la diversidad de tonos... es una maestra en este tipo de comunicación.

En un congreso donde presenté en aquel entonces el trabajo en los lobos marinos, un profesor de la Universidad de Playa ancha presentó otro similar en chincoles, y llegó a la conclusión de que si bien los chincoles tienen un lenguaje en común, también tienen dialectos y acentos de acuerdo al lugar donde viven..... es decir que las aves no sólo son los maestros del vuelo, sino también de la comunicación mediante el sonido.... del aire que pasa por su cuerpo.... muy interesante sin duda.

Nuestra comunicación humana se basa en gran medida en el habla... somos seres de habla según Vila y Maturana. Ésto provoca algunas distorciones en la comunicación. Pero más allá de ésto, no tomamos conciencia de que el habla es aire que pasa por nuestros pulmones, llega a todo nuestro organismo, y que la ser regresado (al aire) emite el sonido que nos permite comunicarnos. Es como si el aire recogiera todo lo que está en nuestro ser y al ser expulsado de vuelta viniera con la información. Tal vez si consideramos ésto más frecuentemente respiraríamos más profundo y concientemente antes de hablar. Estoy seguro de que este acto mejoraría nuestra comunicación. El aire es entonces, de alguna manera, lo que nos reune y comunica.

Evidentemente que la vida en la tierra es posible gracias a esta atmósfera que nos dá el aire y a la presencia de oxígeno en él. Pero el aire tiene otros efectos en nosotros. Ya mencioné los positivos efectos que tiene en nuestra mente (y yo creo que espíritu) escuchar del aire sobre el follaje, escuchar el viento me transporta, me apacigüa, a quién no?, es como si nos conversara.

Estoy seguro de que tendremos otra pre-emergencia ambiental pronto y nos ponemos felicez cuando mejore la ventilación en la cuenca de Santiago porque el aire fresco permitirá que muchos de nuestro niños y abuelos pueda mejorarse de la intoxicación que significa respirar nuestra propia basura.

Que delicia ir a la playa y sentir y saborear la brisa marina, que es la conjugación de aire con agua y tierra (la sal). Olfatear la fragancia de la cordillera... oler un flor... El olfato es otra forma de percibir el aire. Sólo en presencia de aire se puede oler..... o sea la aromateripia por ejemplo, no es más que agregar escencias al aire que entra a nuestro cuerpo. Esto quiere decir que el aire es una sustancia invisible que interactua con los otros elementos de la Naturaleza para provocar diversos e insospechados efectos.

Aire que respiramos, aire que oímos, aire olemos, aire que probamos.

Finalmente el aire tiene otro efecto poderoso en la Natureleza y ciertamente en el Hombre: sólo en presencia de aire puede aparecer el fuego.

martes, 1 de julio de 2008

Los Cuatro Elementos: II Parte

Algo que es inherente a los elementos es la presencia de ciclos, la trasformación. Todo en la naturaleza se expresa en ciclos…. Y los ciclos son la forma en que los elementos cobran vida. En la tierra, como mencioné en los párrafos anteriores, todo se transforma. Misma cosa con los demás elementos. En la vida también hay etapas, cuatro bien marcadas, igual que los elementos, igual que las estaciones. Se me ocurre que la niñez es como el invierno, es donde se prepara la tierra, donde llegan las enseñanzas como la lluvia toca la tierra, la adolescencia como la primavera, aparecen los amores, los sueños que aún no son realidad y las flores en botón, la adultez es como el verano, aparecen los frutos, se hacen realidad los proyectos y la vejez es como el otoño, el momento perfecto para pensar. Estas cuatro etapas de la vida son muy importantes, todas igualmente importante… es necesario que lluevan muchas enseñanzas en la niñez, que existan muchos sueños en la adolescencia, hacer muchos proyectos y educar bien a tus hijos en la adultez y mucha reflexión y compartir la sabiduría cuando viejos. Del mismo modo estas etapas están muy presentes en cada año de nuestra vida, gracias a Dios tenemos estaciones bien marcadas que nos permiten vivir esas etapas todos los años… y de alguna manera todos los días: mañana, medio día, tarde y noche. Al menos yo cuando más reflexiono más en la noche. No todos lo viven igual pero estoy seguro que todos tenemos etapas en el día. Ciclos y más ciclos. Se me ocurre que la niñez se relaciona con el agua, la adolescencia como el viento, la adultez la tierra y la vejez como el fuego…. Curioso, no? En fin, pueden diferir de mis comparaciones y yo mismo puedo cambiarlas mañana… claro, porque todo es cíclico.

Continuando con los elementos: el agua, por ejemplo, pasa de gas (vapor de agua) a sólido (granizo y nieve) y a líquido en una conversación permanente entre el cielo y la tierra. En el aire se produce un intercambio constante de gases, CO2 a Oxígeno y vice-versa cuando éste se ve enfrentado a los seres vivos pegados a la tierra. En el aire se producen corrientes, columnas invisibles... y por estos días cuando las columnas no se mueven nos preocupamos y colocamos a la ciudad en pre-emergencia. El más llamativo de los elementos para mí por estos días es el fuego. Lo que toca lo transforma en ceniza, que no es más que la descomposición de la vida en minerales, que retornan a la tierra para volver a ser parte de la vida. Ciclos que nunca terminan. Ciclos que se relacionan con otros ciclos como una tela de araña infinita. Los ciclos de los elementos químicos están presentes en Tierra, Aire, Agua y Fuego. El ciclo del Carbono y Nitrógeno son fundamentales para la vida, y por lo tanto muy estudiados. Hablar de ciclos es hablar de los elementos de la vida, irremediablemente.

En fin, no voy a dar más vueltas (o ciclos)… voy a hablar del Agua. Me es difícil hablar del agua en términos objetivos. Como que estoy medio enamorado del agua… es femenina, es dulce. El agua es hermosa, es linda, cristalina, sabrosa y al mismo tiempo insípida. Sé que parece que me volví loco, pero es que así somos los enamorados. He llegado a pensar, en esta locura de que la tierra está viva, que el agua es como la sangre de la madre tierra, y que los ríos son grandes vasos sanguíneos. El agua recorre la superficie pero también se mete dentro de la tierra… ya estoy hablando de la tierra otra vez. …

Cuando uno de mis hijos se cae o llora instintivamente les pongo agua… y mágicamente dejan de llorar. El agua es la maestra de las medicinas. Lo primero que se hace al internar una persona enferma a un hospital es colocar un suero… que no es otra cosa que agua en bolsa que colocamos dentro de nuestra sangre… agua otra vez. Si nuestros hijos están resfriados lo primero que recomienda el médico es que tomen mucha agua. El agua sana y limpia nuestro cuerpo.¿O será porque como somos 80% agua tenemos tanta afinidad por ella?... Dentro del útero nuestra mamá estamos en un bolsa de agua, el amnios, que debe ser el lugar más seguro del mundo… pasamos nuestros primeros meses sumergidos en esa agua de vida.

Voy a seguir con la locura, afortunadamente no le dado la dirección de este blog a muchos: ¡que agradable es escuchar un río!, no? , que dulzura el sonido de la lluvia sobre la tierra y el olor de la hierba cuando está mojada. Que fuerte se siente en el pecho una cascada. Tuve la suerte de estar en Foz de Iguazú y me metí en una pasarela que llega justo debajo del ojo del diablo, un sector conocido por lo peligroso. No pude sacarme la sonrisa por varios minutos. Sentí mi pecho lleno de energía y no me importó quedar mojado como sapo…. Y es que eso tiene el agua, la capacidad de llegar a todas partes.

Bañarse en el mar es otra experiencia que me llena de energía, a todos creo yo. ¿Por qué? Los efectos del agua son poderosos en el hombre desde siempre y para siempre. Es claro que necesitamos del agua para vivir y para que funcione nuestro cuerpo (que es agua que necesita siempre más agua). ¿Tendrá otros efectos más allá de la fisiología?

Si volvemos a las culturas originarias les cuento que me sorprendió la cultura Yumbo, a unas dos horas de Quito, Ecuador, existen ruinas de esta cultura, que construyó grandes piscinas de piedra para sus rituales, muy hermosas debo decir. Condujeron el agua por canales para llenar las piscinas, en especial en los solsticios y equinoccios. Nadie sabe para qué la usaban realmente, se sospecha que para ceremonias de limpieza… obvio. El agua es la forma que desde siempre hemos usado para limpiar nuestro cuerpo, pero muchas culturas la usan también para la limpieza del espíritu: Budistas, Hinduistas e Islamistas usan el agua para borrar sus pecados y limpiar su espíritu… para volver a estar puros como en cuando nacemos…. (agua... niñez?). Juan el Bautista sumergía en agua a los cristianos como signo de iniciación espiritual o nacimiento. Ahora 2.000 años después seguimos haciéndolo con nuestros hijos, aunque bastante más recatado y dentro de un edificio que llamamos iglesia. Las señoras se persinan al salir con agua bendita. Los Mapuches realizan rituales de Guilletún para invocar el agua que necesitan.
¿cabe alguna duda del efecto del agua en el hombre?
Signo de pureza, signo de limpieza, signo de sanación, de nacimiento y renacimiento. Agua: gracias por estar aquí.